domingo, 1 de mayo de 2011

¡Si al menos fueran las matemáticas!

Una amiga me comentaba hace unos días, entre preocupada y sorprendida: Figúrate, a mi hijo (el niño tiene 6 años) le ha quedado la plástica ¡Si al menos fueran las matemáticas!, pero la plástica... No sé qué hacer.
En ese momento le comenté: ¿Conoces el libro de plástica de tu hijo? porque generalmente suelen ser textos muy didácticos y te pueden orientar mucho.
Ella me contestó: Pues la verdad es que no. Tengo una tutoría en los próximos días. A ver que me dicen. Verás, es que al niño no se le dan muy bien las manualidades, se cansa, no le gusta...

Mientras hablaba con ella y le sugería algunas cosas que podría hacer para facilitar el trabajo del niño, me vino a la cabeza una frase de Albert Einstein, que había leído hace unos días: "Si no puedo dibujarlo es que no lo entiendo"


Ahora, al intentar ponerme en la piel del niño, he comenzado a recordar el martirio que suponían para mí las clases de dibujo durante mi infancia. En aquella época, me encontraba como flotando en el mundo. No entendía lo que estaba ocurriendo a mi alrededor. Tuvieron que pasar algunos años hasta que mis padres se dieron cuenta de que tenía una miopía importante (4 dioptrías en cada ojo) ¿Cómo iba a dibujar con gusto si no entendía nada? Es más, siempre me he considerado una persona despistada y creo que eso es una secuela de entonces. Me acostumbré a mirar sin ver, todo estaba borroso a mí alrededor. Era cómo si las cosas ocurrieran por arte de magia.

Me olvidé de comentarle a mi amiga que examine si su hijo ve y oye adecuadamente. Lo que sí le dije es que la plástica también tiene una técnica y se puede aprender. Debería de haberle dicho además, que no sólo se puede aprender, sino que es una materia fundamental en la educación de la persona ¡Tan importante o más que las matemáticas!

Tenía razón Einstein:"Si no puedo dibujarlo es que no lo entiendo"

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